Gestionar una defunción nunca es una tarea sencilla, y menos aún cuando intervienen documentos redactados en idiomas distintos al español.
En estos casos, uno de los aspectos más importantes, aunque muchas veces olvidado, es la correcta traducción de los certificados oficiales relacionados con el fallecimiento. Las autoridades españolas exigen que dichos documentos estén traducidos por un traductor jurado oficialmente reconocido para que tengan plena validez legal. A continuación, detallamos todo lo necesario para comprender cómo gestionar correctamente este proceso.
La importancia de la traducción jurada en casos de defunción
Cuando una persona fallece en el extranjero, o si sus documentos personales están emitidos en otro idioma, es necesario presentar traducciones oficiales para iniciar los trámites legales en España. Estas traducciones deben estar realizadas por un traductor-intérprete jurado nombrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. No basta con una traducción libre, aunque esté bien redactada o provenga de un profesional. Sin la certificación oficial del traductor jurado, el documento carece de validez frente a organismos públicos y privados.
El documento más común en estos procesos es el certificado de defunción. También pueden requerirse traducciones de partidas de nacimiento, certificados de matrimonio, testamentos, pólizas de seguros, entre otros. Todos ellos, si están redactados en idioma extranjero, deben ser traducidos y jurados para poder ser utilizados legalmente en España.
Cuándo es necesaria una traducción jurada
Existen numerosas situaciones en las que una traducción jurada del certificado de defunción resulta indispensable. Por ejemplo, si una persona fallece fuera de España y los familiares desean tramitar una herencia, gestionar un seguro de vida o repatriar el cuerpo, deberán presentar este documento traducido oficialmente. También se solicita en trámites ante notarios, juzgados, embajadas, registros civiles o ayuntamientos.
Asimismo, cuando el documento fue expedido en un idioma diferente y se desea cerrar cuentas bancarias, dar de baja al fallecido en la Seguridad Social o solicitar pensiones de viudedad u orfandad, la traducción jurada es imprescindible.
Qué documentos se suelen traducir en estos casos
Aunque el certificado de defunción es el documento central, no es el único que suele requerir traducción. Dependiendo de la complejidad del caso y del país implicado, pueden necesitarse también:
- Certificados de nacimiento del fallecido
- Certificados de matrimonio, especialmente si hay que justificar relaciones familiares.
- Testamentos redactados en el extranjero.
- Informes médicos o forenses sobre la causa de la muerte.
- Escrituras de bienes inmuebles en el país de origen.
- Certificados bancarios o financieros
- Documentos de seguros de vida o salud.
Cada uno de estos documentos, si no está en español, deberá ser traducido por un profesional jurado para que sea aceptado por las autoridades españolas.
Cómo se realiza una traducción jurada
El procedimiento para obtener una traducción jurada es relativamente sencillo, pero debe realizarse con cuidado. En primer lugar, el familiar o persona responsable debe facilitar una copia legible del documento original. No es necesario presentar el documento físico en la mayoría de los casos; un escaneo de alta calidad suele ser suficiente.
A continuación, se envía esa copia al traductor jurado o a una agencia que ofrezca el servicio. El profesional traduce el documento íntegramente, respetando fielmente el contenido original y replicando incluso sellos, firmas, membretes y anotaciones marginales. Una vez terminada la traducción, el traductor incluye una fórmula certificadora donde declara la fidelidad y exactitud de su trabajo, añade su firma, su sello oficial y su número de registro. Esta certificación es lo que otorga a la traducción su valor legal.
La traducción puede entregarse tanto en formato físico como digital. En el primer caso, se firma cada página y se grapa al original o a una copia. En el segundo, puede firmarse electrónicamente con un certificado reconocido.
Requisitos formales que debe cumplir la traducción
Una traducción jurada debe cumplir con unos requisitos legales estrictos. Debe incluir:
- Una copia del documento original traducido.
- La traducción completa, sin omitir ni resumir ninguna parte.
- La certificación del traductor jurado, con su nombre completo, idioma para el que está habilitado y número de registro.
- El sello oficial, visible en cada una de las páginas.
- La firma manuscrita del traductor o firma electrónica cualificada, si se entrega en formato digital.
Sin estos elementos, el documento no tendrá validez frente a notarios, registros o instituciones judiciales.
Cuánto cuesta y cuánto tarda
El precio de una traducción jurada depende del idioma, de la extensión del documento y del plazo de entrega. Como referencia, traducir un certificado de defunción del inglés al español puede costar entre 40 y 60 euros. Si el documento está redactado en un idioma menos habitual, como ruso o árabe, el coste puede ser algo mayor.
En cuanto a los plazos, la mayoría de traductores jurados pueden entregar el trabajo en un plazo de entre 24 y 72 horas, dependiendo de la urgencia y del volumen de trabajo. Muchas agencias ofrecen servicios exprés, con entrega en el mismo día si se solicita por la mañana.
Qué hacer si el documento debe surtir efecto en otro país
En ocasiones, no basta con presentar la traducción jurada en España. Si los trámites deben completarse en otro país, puede ser necesario legalizar o apostillar tanto el documento original como la traducción. La legalización o apostilla es un procedimiento mediante el cual se certifica la autenticidad de un documento público para que tenga validez en el extranjero.
En los países firmantes del Convenio de La Haya, basta con una apostilla. En otros casos, se requiere una legalización consular más compleja. Es recomendable consultar con el consulado del país correspondiente o con el traductor jurado para saber qué procedimiento es aplicable.
Errores frecuentes que debes evitar
Al gestionar una defunción que involucra documentos extranjeros, es común cometer ciertos errores que pueden retrasar el proceso o incluso invalidar una solicitud. Entre los errores más frecuentes destacan:
- Encargar la traducción a una persona no habilitada como traductor jurado.
- No presentar la copia del original junto con la traducción.
- Omitir legalizaciones o apostillas necesarias.
- Traducir solo parcialmente el documento o alterar su estructura.
- No comprobar que el nombre del fallecido esté escrito correctamente en todos los documentos.
Evitar estos errores es fundamental para asegurar que todos los trámites se desarrollen sin inconvenientes.
Cómo elegir un traductor jurado de confianza
Para evitar problemas, lo más recomendable es recurrir a una agencia profesional o a un traductor jurado registrado. El Ministerio de Asuntos Exteriores publica un listado oficial donde se puede comprobar si una persona está habilitada como traductor-intérprete jurado.
Es importante solicitar siempre el número de registro del traductor, así como ejemplos previos de trabajos similares si se desea comprobar la calidad. Además, una agencia especializada en este tipo de traducciones podrá asesorarte también en relación con la legalización, apostilla y entrega urgente si fuera necesaria.
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